Perú, aquí se va a defender lo ganado

Cruz Silva del Carpio*

El mundo nos mira. Somos el país de Suramérica que a pesar de los constantes ciclos de bonanza económica y de robo sistemático de sus ganancias, como nos lo  recordó Alfredo Quiroz, está a punto de someter a la justicia a uno de sus eternos personajes políticos. Justamente, el más escurridizo ante la justicia: Alan García.

Ya antes hemos sido foco de atención. No es nada usual en Latinoamérica que un país tenga, hoy por hoy y como investigados o procesados, a todos los presidentes que lo han gobernado, y por corrupción. Tampoco es común que el líder del partido político mayoritario y que más poder fáctico tiene al día de hoy, Alberto Fujimori, haya sido sentenciado y regresado a prisión luego de un indulto irregular por matar en la década pasada a estudiantes y heladeros, además de haber secuestrado a un empresario y a un periodista, Gustavo Gorriti. Y que su hija Keiko, la heredera (aunque no exclusiva) de todo lo que es la histórica antipolítica peruana, también esté en prisión (aunque preventiva, en prisión).

El año pasado este país dio una muestra más de lo que puede hacer. Luego de que su periodismo de investigación revelara los CNMaudios de la vergüenza en medio de los destapes de corrupción en el Congreso, cayeron (solo por recordar algunos) el Consejo Nacional de la Magistratura, jueces, empresarios, un presidente del Poder Judicial, un Ministro de Justicia. Luego vendría la caída que parecía imposible, del hoy ex Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry. Y todo eso, sin contar en que por dos oportunidades este país logró salvarse de una nueva presidencia fujimorista, dejando de lado en el camino también a Pedro Pablo Kuczynski (PPK).

Todo eso lo logró su gente en la calle. En un país con poco sostén institucional para combatir esa estructura corrupta y asesina, nada, absolutamente nada, hubiera sido removido sin la pisada firme en la calle. Estudiantes, familiares de víctimas, mujeres, organizaciones sociales de base, representantes de pueblos indígenas, trabajadores, profesionales, amas de casa, ciudadanos de aquellos a los que García llamó de “otra categoría”, fueron los que marcaron la diferencia; para que algo quede a flote y empuje esa dignidad que nuestro pueblo tiene y de sobra. Todo esto no fue sin desacuerdos y debates profundos dejados de lado al final de cada movilización social, a los que obligatoriamente debemos regresar, más temprano que tarde. Pero, al término, seguíamos en la lucha demostrándonos que sí se puede, con todo el reto que significa organizarse y salir con fuerza y contundencia con un Estado que no prepara a los ciudadanos a preocuparse por lo público ni pensar en real progreso.

Muchas veces se ha jodido el Perú. Pero hoy estamos en una de esas en que podemos virar y cambiar un poco esta historia de saqueos constantes.

La justicia le pisa los talones a García, al fin, luego de tantos años que involucran una ida al extranjero, prescripción impune de delitos, una labia mentirosa, fiscales que no le investigaron bien y jueces que a pesar de estar impedidos participaron del cierre de prometedoras investigaciones, como aquellas  de la Megacomisión. Y todo eso, manteniéndose en el poder ahora con socia fujimorista incluida.

Al fin, y de forma objetiva y con serios indicios, podemos contar los días para que Barata hable, y podemos ver que hay fiscales que no se amilanan en ese objetivo que, como dice el mismo investigado, es histórico. Pero de ese mismo nivel de avance, es el nivel de las desesperaciones y los ataques.

García y la maquinaria que lo secunda ha arremetido estos días contra IDL-Reporteros con difamaciones y mentiras, y sobre todo contra Gustavo Gorriti en una contraofensiva (claramente lo señala Gorriti en “Hasta aquí: Frente a la matonería, la decisión”), porque sabe lo que se viene si es que los periodistas siguen descubriendo e informando la verdad que están empeñados en entregar sin reservas.

En ese punto de la viada anticorrupción, la agresión física al fiscal José Domingo Pérez y los ataques directos al periodismo de investigación, marcan una nueva y peligrosa etapa: aquella donde se está dispuesto a todo con tal de mantener todo tal como está. Ahora, un vocero fujimorista y agresor convoca para un “plantón” en las propias oficinas de IDL-Reporteros que el año pasado la Fiscalía quiso desdibujar. ¿Por qué es tan grave esta nueva etapa? Porque en ella se está construyendo y replicando un choque agresivo, antidemocrático, antiderechos, impulsado convenido y promovido a favor de la impunidad histórica a cuyo (inicio de) cierre no hemos estado antes tan, pero tan cerca.

No hemos llegado hasta aquí, aun con serios debes de la justicia (hay tantos casos de los gobiernos y sobre del aprismo-alanismo que falta investigar y sancionar), para que una turba política de siempre, que aun está en el poder, nos quite lo arrancado.

Todos los logros fueron así, en las calles, y así nos toca ahora retomar; más aun ahora cuando un impresentable congresista como Héctor Becerril hace el llamado de supuestas contramarchas tratando de borrar la memoria de quién es quién en la corrupción del Perú.

Este es el momento de retomar y reorganizarnos a paso firme, porque la corrupción y sus prácticas son el origen de muchas de las desigualdades entre nosotros y nosotras. Y aunque al actual Presidente Vizcarra no le haya dado este año el espaldarazo que merece y ahora esté desviando la agenda política descubriendo cómo es que se van a violentar otros derechos, los ciudadanos y ciudadanas que salieron y saldrán a las calles, verdaderos autores y autoras de los cambios que hemos tenido, no vamos a permitir que se retroceda ni que se violente a nadie, mucho menos que otra vez se joda el Perú y que se sigan quedando con sus cuotas de poder los empresarios corruptos, los políticos, los líderes históricos. Ellos deben salir de la conducción del país, y con ellos, la forma en que han cooptado nuestros destinos. Y García es un muy buen e histórico punto de partida.

La organización, los piquetes informativos y las calles nos esperan.

*Abogada peruana, Coordinadora del Estado de Derecho en la Fundación para la justicia y el Estado Democrático de Derecho- FJEDD (México), y ex coordinadora de Justicia Viva en IDL (Perú).

Foto: Hernán P. Floríndez, IDL-Reporteros

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