Autor: David Lovatón Palacios (Profesor principal PUCP)

Se ha anunciado la realización en Cochabamba (Bolivia), el próximo 14 de Mayo del 2013, de una segunda reunión de los Estados parte de la Convención Americana de Derechos Humanos (CADH), es decir, sin la participación de Estados Unidos, Canadá y algunos países caribeños que a la fecha aún no han ratificado la Convención. La primera reunión tuvo lugar en Guayaquil (Ecuador) el pasado 11 de marzo del 2013 y culminó con la “Declaración de Guayaquil”, en clave preparatoria a la Asamblea General extraordinaria que tuvo lugar en Washington DC pocos días después.
Si bien puede cuestionarse que este tipo de reuniones y espacios debiliten –aún más- a la Organización de Estados Americanos (OEA), nadie puede impedir a los Estados que, libre y soberanamente, se reúnan y dialoguen en los espacios internacionales que decidan abrir. Lo que sí resulta cuestionable es que el tema de agenda de esta segunda reunión a llevarse a cabo próximamente en Cochabamba, sea -una vez más- la reforma de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que acaba de culminar, luego de un arduo trabajo de dos años, con la aprobación de la Resolución AG/RES. 1 (XLIV-E/13) por parte de la Asamblea general extraordinaria el pasado 22 de marzo del 2013 y con la aprobación, por la propia Comisión, de una nueva reforma a su reglamento mediante Resolución 1/2013 del 18 de marzo del 2013 y que entrará en vigencia a partir del 1° de agosto del presente año.
Esta segunda reunión sólo de los Estados parte de la CADH ha sido promovida por un reducido grupo de países liderados por Ecuador, cuyas propuestas de reforma de la Comisión interamericana no alcanzaron consenso en la última Asamblea general extraordinaria del pasado 22 de marzo del 2013. Surge, por ende, la interrogante ¿para qué volver a discutir, tan poco tiempo después, un mismo tema en el que ya se sabe que no alcanzarán consenso? La respuesta no está en el contenido de las propuestas sino en el método que, todo parece indicar, han puesto en marcha: seguir y seguir insistiendo con planteamientos de reforma de la CIDH, con el objetivo de distraer y agotar a la Comisión y conseguir, en forma indirecta, que no se concentre en su misión principal de defensa de los derechos humanos en la región, viéndose obligada a distraer los siempre escasos recursos con los que dispone, para reaccionar y contestar nuevos y viejos planteamientos de reforma y defender su autonomía. ……
Para leer el artículo completo haga click aquí.