Las autodefensas en Michocán, México: ¿Crónicas de un fracaso anunciado?

Humberto Vázquez*

Las autodefensas o policías rurales o indígenas es un fenómeno social que se ha dado en muchos países de América Latina, como una comprensible respuesta de comunidades indígenas o campesinas ante la delincuencia y la absoluta inacción y hasta complicidad de los cuerpos de seguridad estatales. Sin embargo, los derroteros de cada una de esas experiencias de autotutela rural son bastante distintos. En algunos casos se han conservado como grupos de ciudadanos y ciudadanas que se organizan para dar seguridad a sus comunidades, con escaso uso de armas de fuego. En otros casos, en cambio, han derivado en nuevas formas de crimen organizado, convirtiéndose –finalmente– en aquello que en un inicio combatieron. Al respecto, publicamos un breve artículo de un testigo de excepción de cómo surgieron y luego perdieron el rumbo las autodefensas en el Estado de Michoacán.

A causa del asesinato de Hipólito Mora en la población de La Ruana, en el estado mexicano de Michoacán, surgió nuevamente el tema de las autodefensas. Estos grupos fueron creados en el año 2013 por productores limoneros de Tierra Caliente en el Valle de Apatzingán, para protegerse de las cuotas y otros abusos de los que eran objeto por parte del grupo delictivo de Los Caballeros Templarios, liderado por Nazario Moreno “El Chayo” y Servando Gómez “La Tuta”.

Este grupo criminal surgió de la fragmentación del cartel de la Familia Michoacana, la cual aseguraba que venían a proteger a las y los ciudadanos de los abusos, violencia, asesinatos y cobro de piso cometidos por el Cartel de los Zetas. Este argumento también lo usaron Los Caballeros Templarios al inicio, pero, una vez que tomaron el control, no cumplieron.

Las cuotas que cobraban Los Caballeros Templarios a los limoneros iban desde sumas de dinero según el número de hectáreas plantadas de limón, como un pago de derecho de piso, hasta cantidades por las toneladas que se producían y vendían, y los días en que se podía cortar. Además de controlar el precio al que se vendería e incluso a quién se le vendería, las cargas impuestas hacían que la producción de limón fuera negocio sólo para este grupo, mientras que el productor sólo obtenía una pequeña porción de dinero como ganancia.

Ante estos abusos, los productores de limón deciden organizarse en pequeños grupos paramilitares para hacer frente a Los Caballeros Templarios en defensa de sus negocios, su integridad personal y de sus familias. En febrero del año 2013, en los municipios de Buenavista Tomatlán y Tepalcatepec, surgieron los primeros grupos organizados de autodefensas liderados respectivamente por Hipólito Mora y José Manuel Mireles.

En un principio, ante la inacción de los diferentes órdenes de gobierno en contra de los carteles que operaban en Michoacán, era previsible que los mismos ciudadanos tomaran acciones para protegerse de los abusos de los cárteles. Fue una noticia que se tomó con bastante entusiasmo, pues por fin alguien se rebelaba en contra del poder fáctico del Estado, al fin alguien había levantado la voz y se esperaba una reacción en cascada. Pronto, el movimiento fue imitado en otros municipios aledaños a Tierra Caliente, como Apatzingán, Parácuaro, Tumbiscatío, La Huacana y Múgica. La influencia se extendió incluso a municipios aguacateros como Ario de Rosales, algunos esbozos en Uruapan y principalmente a la región de Tancítaro.

Había, pues, la expectativa de que las cosas cambiarían, pero, como sucede con la gran mayoría de los movimientos sociales en el país, estos tienden a corromperse desde el interior virando hacia rumbos para los cuales no habían sido creados. En el caso de las autodefensas, se abandonó su institucionalidad original y se convirtieron en guardias rurales o fuerza rural, que cada vez más obedecían más a intereses personales o de grupos y ya no a los de los productores limoneros o aguacateros.

Así, Hipólito Mora contendió para ser electo primero como diputado federal por el partido Movimiento Ciudadano, para posteriormente contender a la gubernatura del estado por el Partido Encuentro Solidario. En ninguna de las dos ocasiones logró ganar la elección. Por su parte, José Manuel Mireles fue nombrado subdelegado médico del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), apoyó la candidatura de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república mexicana en el 2018 y ese mismo año fue registrado como candidato de representación popular del partido Morena, pero su candidatura fue anulada.

Los ejemplos anteriores son de las primeras cabezas visibles de las autodefensas de Tierra Caliente; pero, bajando hacia la base de las autodefensas, el cambio también fue notorio con pugnas internas. Una de las más sonadas fue la habida entre José Manuel Mireles y su lugarteniente Estanislao Beltrán “Papá Pitufo”, que terminó con el desconocimiento de Mireles como portavoz de las autodefensas, y cada grupo siguió el rumbo que más le convenía.

También, se empezó a percibir la infiltración de miembros de Los Caballeros Templarios en las autodefensas. Esto sucedió a todas luces cuando las pequeñas armas, pistolas, carabinas, mosquetones, rifles calibre 22 (armas reglamentariamente permitidas por la Secretaría de la Defensa Nacional) que al inicio usaban, poco a poco fueron reemplazadas por armas de grueso calibre (M4, AKM, MP5, G3, M60). Incluso llegaron a verse rifles de francotirador BARRETT calibre 50 en las “barricadas” y “retenes” de las autodefensas. Además, comenzaron a observarse en las “barricadas” la presencia de personas pertenecientes a Los Caballeros Templarios, llegando al extremo de que algunos puntos estaban integrados solo por miembros reconocidos de Los Templarios.

La consecuencia de lo anterior fue que, al haber más integrantes de los cárteles en las “barricadas” y con el reconocimiento que empezaron a tener los grupos de autodefensas por parte del gobierno federal y estatal, las autodefensas ya podían establecer sus retenes de forma “legal”, pudiendo inclusive detener a las personas que transitaban por los caminos, hacer preguntas y revisiones sin tener que huir si se acercaba un convoy de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina o cualquier otro cuerpo policiaco, brindándoles una ubicación privilegiada y conocimiento de los movimientos de las autoridades.

Mención aparte merecen las autodefensas en la región de Tancítaro. También se forman para protegerse de los abusos de Los Caballeros Templarios y siguen el mismo camino que las autodefensas en Tierra Caliente, pero luego empiezan a realizar las actividades que Los Templarios tenían, intervienen en controversias particulares incluso en aquellas que nada tienen que ver con la producción de aguacate, definen precios y fechas de corte. Lamentablemente, ahora perpetran casi todos los abusos contra los productores en los que incurrían Los Templarios.

En conclusión, los grupos de autodefensas surgieron con la mejor intención de proteger a los productores de frutales en Michoacán, pero las luchas internas, los intereses personales de sus dirigentes y la infiltración de la delincuencia organizada han desvirtuado su propósito original. Pudieron ser agentes de un cambio verdadero, pero como muchos movimientos sociales se desvirtuaron poco a poco hasta llegar a convertirse paradójicamente, en muchos casos, en grupos criminales similares a los que en un inicio combatieron. Ahora, con el asesinato de Hipólito Mora, se habla que podríamos estar frente al resurgimiento de las autodefensas michoacanas; lo que habría que preguntarse es ¿cuál versión de las autodefensas es la que podría reaparecer?


* Humberto Vásquez es abogado de Michoacán

Imagen de portada: AP Photo/Marco Ugarte.

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